Santa Juana Jugan

EN EL VALLE DE LOS SANTOS

PEQUEÑA Y GIGANTE A LA VEZ

Pequeñez y magnanimidad se dan la mano en la santa bretona, fundadora de las Hermanitas de los Pobres. El Papa Francisco afirmaba en una de sus homilías diarias en Sta. Marta hace unos años: “La pequeñez nos lleva a la magnanimidad, porque nos hace capaces de ir más allá de nosotros mismos sabiendo que la grandeza la da Dios.”

Hace unos meses, se esculpió una enorme estatua en granito que la representa. A finales de octubre del 2021, una pequeña delegación de hermanitas de la Casa Madre tuvo la alegría de poder visitarla cuando aún no estaba terminada. Esta escultura se ha “paseado” durante algunas semanas por su Bretaña natal, pasando por la casa Madre, hasta llegar a su lugar definitivo, El Valle de los Santos.”

TRAYECTORIA DE UN SUEÑO
HECHO REALIDAD
Manifestación de nuestra Consagración

Santa Juana Jugan aprendió de San Juan Eudes que, la consagración religiosa consiste en hacer profesión de no tener más que una vida, un corazón, un alma y una voluntad con Jesús”. Ella resumió todo muy sencillamente: “¡Todo por Ti, Jesús!” Este es el fin de nuestra vida: buscar a conformar nuestra mente y nuestro corazón con Cristo, haciendo siempre la voluntad de Dios: lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto (cf. Rom 12,1–2).

Nuestro hábito religioso nos recuerda nuestra total pertenencia Dios y al mismo tiempo es un signo y testimonio ante los demás, de nuestra consagración y de la presencia de Dios en el mundo.

Nos ayuda a vivir el voto de pobreza. El hábito es negro con un velo gris; durante los meses de gran calor y en el cuidado de los enfermos o en otras tareas, el hábito es blanco.

Nuestro crucifijo no aparece al exterior. Lleva grabadas las palabras de Jesús en el Evangelio de Mateo: “Soy manso y humilde de corazón.”