Al iniciar esta novena de preparación para la fiesta de Santa Juana Jugan, debemos primero preguntarnos: “¿QUE ES LA SANTIDAD?”
La aventura de la santidad comienza con un “SI” a Dios. El luminoso ejemplo de los santos despierta en nosotros el gran deseo de ser como ellos, felices de vivir junto a Dios, en su luz, en la gran familia de los amigos de Dios. Ser santo significa vivir en la cercanía de Dios, vivir en su familia, y ésta es la vocación de todos nosotros.
Pero, ¿Cómo podemos convertirnos en santos, en amigos de Dios? Para esto no es necesario realizar obras extraordinarias, ni poseer carismas excepcionales. Es necesario ante todo escuchar a Jesús y después seguirle sin desalentarse ante las dificultades, porque toda forma de santidad, y siempre pasa por el camino de la cruz.
Dios ha previsto todo: nuestros destinos y las circunstancias que marcan nuestras vidas. Él sabe que toda arcilla salida de sus manos es buena para hacer santos. Que la arcilla sea más o menos fina, ese es asunto suyo, no nuestro. Él nos pide solamente ser lo bastante lúcidos para aceptar a los otros (y a nosotros mismos) tal y como nos ha hecho.
A veces pensamos que la santidad es un privilegio reservado a unos pocos elegidos. Pues no; en realidad llegar a santo es la tarea de cada cristiano, de cada hombre. ¡Todos estamos llamados a la santidad!