Cuando la Iglesia canoniza a los santos, es porque necesita de ellos. Necesita de estos hombres y mujeres a los cuales la gracia de Dios ha confiado una misión que fue más allá de su tiempo y de la brevedad de su vida en la tierra, para pedirles que continúen con su ejemplo e intercesión la obra que Dios suscitó a través de ellos.
Juana Jugan no fue canonizada porque fundó una congregación religiosa, porque su obra se extendió por todo el mundo, o incluso porque los ancianos necesitan hoy más que nunca una mano amiga. Fue declarada santa porque practicó las virtudes de un modo heroico.
Los héroes son personas a las que admiramos, personas a las que queremos parecernos. Juana es una heroína en la virtud, empezando por las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad.
La humildad fue la corona de Juana Jugan. La demostró al identificarse con los más vulnerables, asumiendo sus cargas y saliendo a mendigar en su lugar.
Su magnanimidad se revela a través del silencio lleno de grandeza, dejándose sepultar en el olvido.
Se decía de ella que la humildad era la esencia de su ser, el secreto de su santidad.
Etapas |
Muchos años pasaron desde 1879, cuando murió la santa bretona, hasta 2009, año en el que fue canonizada. Un largo y apasionante camino que queremos compartir aquí.
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Beatificación |
El Santo Padre Juan Pablo II, en el año 1982 proclamó beata a Juana Jugan en una solemne celebración en la Basílica de San Pedro, el 3 de octubre.
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Canonización |
El 11 de Octubre de 2009 fue una gran jornada para miles de peregrinos que se dieron cita en Roma…
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